La Casa en Llamas: Capítulo Introductorio del Libro «Impansión»

(8 minutos lectura)

(Este es el comienzo de «Impansión: La Forma de la Complejidad», manuscrito inédito de Andoni Irigoien)

Epígrafe

Incluso nuestros conceptos más profundos y arraigados —el tiempo, los sucesos, la causalidad, la moralidad y la propia mente— los entendemos y razonamos sobre ellos a través de múltiples metáforas. En cada caso, razonamos y hablamos sobre un dominio conceptual (digamos, el tiempo) en los términos de la estructura conceptual de otro dominio (digamos, el espacio).

—George Lakoff y Mark Johnson (Metáforas de la vida cotidiana)

Introducción: La casa en llamas

¿Crees que una vaca es más grande que un átomo? ¿Cómo de seguro estás? ¿Podrías imaginar un universo donde los átomos fueran más grandes que las vacas? Si puedes, te necesito.

Te diré por qué. En la primavera de 2020, recorría en bicicleta la costa de África Occidental hacia el norte cuando quedé confinado por la COVID en un tranquilo pueblo pesquero. Estaba deseando escribir un libro de ciencia ficción que llevaba tiempo rumiando. Tenía una historia única y la trama perfecta, pero sentía que estaban incompletas sin una visión global del universo. Así que, ¿cuál de las grandes alternativas que ofrece la ciencia resultaba más inspiradora para entender lo que quería expresar?

Por ejemplo, tenemos el modelo del Big Bang. Los cosmólogos se basan mucho en él, por lo que cualquier alternativa plausible debería explicar por qué imaginamos un punto infinitamente pequeño, denso y caliente como el principio de todo. Ese punto suele denominarse singularidad inicial.

Varios cálculos también muestran que el universo continúa expandiéndose a un ritmo creciente. Por lo tanto, necesitamos metáforas adicionales, como el Big Rip (Gran Desgarro), que describe la expansión infinita del universo hasta una muerte térmica universal (una singularidad final). El Big Crunch (Gran Colapso) ofrece la imagen opuesta: el universo vuelve a colapsar en la singularidad inicial. También existen diversas variantes de multiversos consecutivos, paralelos o de bolsillo.

Finalmente, los cosmólogos han dado con las singularidades gravitacionales. Creen que prácticamente todas las grandes galaxias contienen un agujero negro gigante con un punto central que desgarra el espaciotiempo y aplasta cualquier cosa que se atreva a cruzar un cierto horizonte.

Estas teorías eran inspiradoras para mi libro, pero mi formación previa como abogado me había dotado de un buen olfato para los argumentos engañosos. Por ejemplo, las grandes metáforas aplican términos espaciales y temporales como «expansión» a las singularidades. Esta práctica es sospechosa, porque las singularidades, en su origen, no guardan relación con el espacio y el tiempo. Además, «singularidad» es un sinónimo técnico de «infinito», que inicialmente significaba «sin límites». Entonces, ¿cómo puede expandirse algo que no tiene límites? Por otro lado, ¿qué separa todos estos puntos infinitos de lo que consideramos finito? Si nuestras teorías físicas funcionan desde cualquier punto de vista (siempre y en todas partes), esa frontera no debería existir. Por tanto, ¿cómo puede haber singularidades separadas de nosotros?

De repente, una metáfora emocionante me vino a la mente. Yo era el único habitante de una residencia sahariana de tres plantas con muchas habitaciones diminutas y una terraza en la azotea. En realidad, era un fantasma peculiar, ya que el gobierno marroquí había ordenado el cierre de todos los hoteles.

Imagina que estás allí, abres cualquier ventana y ves fuego. Las llamas suben por la puerta principal, el patio y por toda la terraza. Imagina, además, un millón de ventanas lanzando chispas. Dime, ¿cuántos fuegos hay? Estoy seguro de que no harías un agujero entre las ventanas esperando encontrar una salida segura. Al contrario, entenderías de inmediato que solo hay un gran fuego, y que la casa está dentro de él.

Del mismo modo, calculamos infinitos por todas partes, así que, ¿por qué no interpretarnos a nosotros mismos dentro de un único infinito? Esa idea cambia radicalmente todo el panorama. Supongamos que entendemos el infinito en términos de tamaño. Entonces, nuestro universo debería ser cada vez más infinitesimal, una especie de impansión.

«Impandido» es un concepto nuevo que significa «expandido infinitamente hacia dentro». Por lo tanto, la impansión no termina en un colapso como una implosión. En su lugar, la complejidad se transforma sin un espaciotiempo y una materia sustanciales, lo que significa que el tamaño es un concepto engañoso.

Otra forma de expresar la misma idea es la siguiente. Las singularidades no tienen tamaño por definición. Entonces, ¿por qué imaginamos el Big Bang hacia fuera en lugar de hacia dentro? ¿Estamos confundiendo una realidad impandida con una en expansión?

Al principio, era una idea divertida. Luego me esforcé por encontrar argumentos científicos en su contra. De hecho, revisé todo lo que sabía de física, matemáticas, psicología y filosofía. Afortunadamente, no logré encontrar por qué la realidad no debería ser infinitamente pequeña y breve. Es más, cuestiones históricas centrales de muchas disciplinas adquirían una nueva luz desde una perspectiva impandida. Fueron días emocionantes. Cuando agoté mis conocimientos, seguí estudiando nuevas materias. Y sigo haciéndolo.

Durante un tiempo, creí que había encontrado la verdadera forma del universo. Más tarde, fui más consciente de lo que había logrado. Había construido un sistema conciso de metáforas complementario a las metáforas fundacionales de la ciencia:

  • La impansión es la idea inicial y paradójica que afirma que lo más grande puede estar dentro del observador. Sugiere que la realidad última no consiste en tamaño o masa.
  • La impansión también implica que el tiempo se encoge hasta convertirse en un instante atemporal. A esta idea la llamo la «metáfora del cuásar».
  • La complejidad armónica, utilizada como metáfora, ayuda a entender cómo podemos experimentar la distancia, la duración, el movimiento y la masa en una realidad sin tamaño ni tiempo.
  • Finalmente, la «metáfora del hilo» evoca que la luz[1] crea el espaciotiempo en lugar de viajar a través de él.

En resumen, imaginar un gran universo que contiene objetos materiales es beneficioso, incluso necesario, para desarrollar las matemáticas, la ciencia y la tecnología modernas. Sin embargo, este beneficio tiene un precio. Pensar que el espaciotiempo es la descripción última de la realidad conduce a graves problemas a la hora de interpretar el todo. Algunos de los más recurrentes son las singularidades y la naturaleza de la mente humana. Otros son más concretos pero inspiradores, como la existencia de agujeros negros gigantes en épocas del universo en las que no deberían existir.

La impansión puede disolver estos problemas ante tus ojos. Te ayuda a reinterpretar las teorías científicas actuales para que nuestra experiencia física emerja subjetivamente de un fondo sin tamaño ni tiempo. ¡Pero ojo! Subjetivo ya no significa «dentro de nuestra mente», porque la impansión fusiona el dentro y el fuera. Como resultado, cada estructura se convierte en la protagonista legítima de un universo correspondiente.

Este libro presentará las nuevas metáforas (caps. 1, 3 y 5) y te mostrará cómo alternarlas con las tradicionales en un juego llamado «Big Bangers e impanders» (caps. 4, 6 y 7). Después de jugar, dedicaré unas últimas páginas (cap. 8) a matizar ambos roles y a discutir el juego en sí. Por ejemplo, podré explicar por qué necesitamos utilizar diferentes sistemas de metáforas para abordar la experiencia humana:

Dado que entendemos las situaciones y los enunciados en términos de nuestro sistema conceptual, la verdad para nosotros es siempre relativa a ese sistema conceptual. Del mismo modo, puesto que una comprensión es siempre parcial, no tenemos acceso a «la verdad completa» ni a ninguna descripción definitiva de la realidad.[2]

Como ves, la impansión requiere matizar la creencia popular sobre una supuesta realidad objetiva. Dedicaré el segundo capítulo a esa tarea. Nada más que pudiera decir ahora te ayudaría a enfrentarte a la impansión. No podemos hablar de ello antes de que la veas. Si fracaso en eso, toda explicación posible habrá sido inútil. Por supuesto, los conocimientos previos ayudan, pero el requisito principal es la imaginación.


Notas

[1] A lo largo del libro, me referiré a la radiación electromagnética como «luz». La luz visible constituye una banda estrecha del espectro electromagnético, que no tiene límites absolutos conocidos.

[2]   George Lakoff y Mark Johnson, Metáforas de la vida cotidiana (Madrid: Cátedra, 2001), p. 235.

(Fin del Capítulo de Introducción. Haz clic aquí para volver a la entrada original)

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